Cuenta la comentarista estadounidense Amy Goodman —del sitio Democracy Now— cómo unos 2 000 niños fueron encarcelados por dos jueces corruptos “que recibieron sobornos de empresas constructoras y propietarias de cárceles privadas que se beneficiaron de los encarcelamientos”.
Añade Goodman: “Los jueces Mark A. Ciavarella Jr. y Michael T. Conahan recibieron 2,6 millones de dólares en sobornos por enviar a prisión a niños que, en la mayoría de los casos, no tenían acceso a un abogado”.
La industria de las cárceles privadas es solo uno de los capítulos de la enciclopedia que queda por escribir sobre la violación de los derechos humanos en el autoproclamado país de la libertad, donde uno de cada 31 adultos (7,2 millones en total) se encuentra encarcelado o bajo algún tipo de libertad condicional.
Reportaba recientemente David Garlan, Profesor de la Universidad de Nueva York, Doctor en Sociología y en Derecho y experto en Criminalidad, que en EE.UU. se encarcela diariamente a dos millones y medio de personas con leyes que califica de las más duras de todo el mundo occidental. ¿Tendrá que ver con los derechos humanos?
Expertos sitúan en 16 000 el número de personas que mueren anualmente en ese país por hechos violentos relacionados con el narcotráfico, la drogadicción y los ajustes de cuenta entre pandillas.
El propio FBI reconoce que se registró 1,4 millones de crímenes violentos en el 2007, una tendencia que no dejó de crecer.
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