¡Guapa!, guapa le gritaron hasta desgañitarse a Leticia Ortiz muchos de los que se congregaron para contemplar a la Familia Real cuando hace pocos días, asistió a la misa del Domingo de Resurrección en la Catedral de Mallorca; unos súbditos por completo rendidos ante la mayestática postal del Rey, la Reina, los Príncipes de Asturias y las dos Infantitas, que ya están aprendiendo a saludar desde abajo con la misma gracia que pronto lo harán desde arriba, desde muy arriba.
Julio Ortega Fraile para kaos en la red.
No creo que los entregados asistentes conmemorasen con tal fervor dos días después, el 14 de Abril, el aniversario de la proclamación de la Segunda República, la misma que arrasó con las armas el alzamiento capitaneado por Francisco Franco, mentor a su vez de D. Juan Carlos.
Y yo me pregunto, ¿Leticia es guapa por ser Princesa?, ¿su belleza se debe a haberse desposado con un Príncipe?, ¿es hermosa porque es famosa?, ¿o por acudir a corridas de toros con su marido?, ¿tal vez porque suele estar presente en procesiones y ya se sabe que llamarle "guapa" a la Virgen, es un piropo habitual entre sus más devotos seguidores?, o quizás, ¿será porque en este País tendemos a confundir fama, riqueza y poder con valía y hermosura?.
"Es que el Rey es muy campechano", "es la que la Reina es muy solidaria", "es que el Príncipe es muy alto y simpático"... ¡es que somos necios!. Partidas millonarias para todos sus gastos, puesto de trabajo vitalicio y hereditario y falta de responsabilidad penal entre otras lindezas y todo lo que se nos ocurre, es babear ante su presencia, tratarlos como si fuesen deidades y jamás plantearnos el porqué de su existencia, la necesidad de su continuidad o la razón por la que sus derechos están muy por encima de los de cualquier otro; ¿no éramos todos iguales ante la Ley en la Constitución?.
Julio Ortega Fraile para kaos en la red.
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