Entre otras consignas recurrentes en defensa de la monarquía que hoy escucharemos de boca de tertulianos cortesanos, está la de que nuestro rey es bien baratito, y que un presidente republicano saldría más caro.
Somos muchos los que no queremos corona ni regalada. Pero además sospechamos que esa comparación es falsa. Digo “sospechamos”, porque en realidad no sabemos cuánto nos cuesta la broma. Los diputados de ERC intentaron averiguarlo sin éxito, y mañana irán al Tribunal de Estrasburgo, a ver si hay más suerte.
Sabemos que el gobierno asigna nueve millones al rey, y que éste los gasta como quiere, sin rendir cuentas a nadie. Pero de ese presupuesto quedan fuera muchos gastos que cubre el Estado. Para colmo, la familia no deja de crecer, y cada nuevo Borbón viene al mundo a mesa puesta.
Desde mi republicanismo no desespero por lo interminable de su reinado. Pienso que Juan Carlos es la mayor fortaleza y a la vez la mayor debilidad de la corona. Por un lado hay más juancarlistas que monárquicos -por eso no relevan al abuelo-. Por otro, su blindaje y falta de transparencia, más que protegerlo lo dejan a merced de rumores y filtraciones. Sabemos poco, pero ese poco apesta, y cada vez que circula algo sobre su patrimonio, sus negocios, sus amistades o sus aficiones, la estatua tiembla. Viva la República.»
"Monarquía, ni regalada", Isaac Rosa en Público. 14 Abr 2009
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