Con los gastos que genera un evento de estas carácterísticas, aunque no cobre ningún matarife, la ruina es sonora. Los donantes no solo no ingresarán dinero, sino que seguramente tendrán que comerse las pérdidas.
No habrá autobús de la vida, y eso que se lo advertimos, que primero fueron a ofrecerles el fiasco a la Cruz Roja, pero su experiencia pasada les hizo desistir. Y los donantes como último recurso picaron el anzuelo.
Ahora, los donantes altruistas que pidan explicaciones a sus dirigentes.
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