"Antes los hombres solo queríamos casarnos con una mujer que pasó la mutilación de clítoris. Era algo normal. Pero hoy yo no aceptaría una así", nos dice un beduino ya veterano en la localidad de Rahat, en el desierto del Néguev, al sur de Israel. Aunque en los últimos años este fenómeno se ha reducido considerablemente, centenares de jóvenes beduinas aún sufren la ablación de clítoris. Las costumbres, la propia familia y la presión social son el peor enemigo de las niñas que sueñan ser mujeres en los poblados beduinos. Tanto las que ejecutan la mutilación femenina como las que lo sufren o las que se oponen prefieren mantenerse en el anonimato. No hay apellidos, solo iniciales, silencio y mucha vergüenza. Gritos de desesperación en el desierto.
Hace 14 horas
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