Pero la falta de monedas no sólo se percibe a la hora de ir al kiosco, sino sobre todo cuando se quiere viajar en el transporte público. Sucede que en Buenos Aires el billete de bus sólo se puede pagar con monedas. Para desgracia del usuario, cada vez se necesitan más monedas para movilizarse: el billete, que hasta hace dos años costaba 75 centavos, desde enero vale 1,10 pesos. Antes, aquel que portaba sólo billetes solía ir al kiosco a comprarse goma de mascar o bombones para conseguir el cambio en monedas y así poder viajar en transporte público. Pero además de encarecer indirectamente el transporte, esa práctica devino imposible porque los punto de venta carecen de cambio: el cliente que no acepta los caramelos adicionales no puede comprar lo que realmente desea. Sólo tres líneas de buses de Buenos Aires han creado tarjetas de 5 y 10 pesos para que los usuarios viajen con ellas.
La escasez de suelto se ha comenzado a percibir en los últimos tres años en toda Argentina, a medida que se agravaba la inflación. Un informe de la Defensoría del Pueblo de este país denunció en noviembre que "los aumentos de algunos precios por la inflación determinaron que hicieran falta más monedas para viajar o comprar en un comercio".
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