domingo, 7 de diciembre de 2008

El tráfico que destruye el planeta

Tráfico ilegal de marfil o cuerno de rinoceronte, carne de animales salvajes, de tiburón ballena, vertido de residuos, contaminación, deforestación... Por el beneficio que reporta estas actividades, algunos están dispuestos a dejarlo todo para destruir el planeta.

Recientemente, en una subasta internacional de colmillos de elefante, se vendieron 7,2 toneladas de marfil a 1,18 millones de dólares. Un negocio en expansión que tiene un coste: en 40 años, la población salvaje de elefantes africanos, la principal fuente de marfil, ha disminuido alrededor del 75%. Para evitar el contrabando, la Convención de las Naciones Unidas para el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES) ha propuesto admitir el comercio internacional de marfil hasta un límite de 60 toneladas por año.

Las cifras son alarmantes: cada año se venden en el mundo 50.000 monos, 5 millones de aves, 10 millones de reptiles, 15 millones de mamíferos y 350 millones de peces tropicales. A nivel mundial, el tráfico de animales reporta miles de millones de euros al año ya que, por ejemplo, un pájaro tropical podría llegar a costar hasta 13.000 euros. De moda entre los individuos, los animales exóticos son las nuevas mascotas, un éxito entre los turistas que no dudan en llevarse como souvenir de sus vacaciones a uno de estos pequeños. Este tipo de comercio afecta, principalmente, a América del Sur, donde cerca de 50 millones de animales son apartados de su hábitat natural cada año.
Al igual que el atún rojo, la carne de ballena se vende bien: En torno a los 200 euros por kilo. Un lucrativo negocio que Japón explota a pesar de la moratoria internacional adoptada en 1986. Greenpeace ha denunciado recientemente un importante negocio organizado de carne de ballena dirigido por un buque insignia de la flota japonesa. Según las organizaciones no gubernamentales, se venden 45.000 kilos de carne al año por buque pesquero.

A pesar de que la deforestación de los bosques de América del Sur y de África atraen todas las miradas, los viejos bosques de Tasmania también son víctimas de la empresa del papel. Un informe de la Rainforest Action Network, de 2007, señala que las industrias japonesas son las responsables de la destrucción de los bosques de Tasmania. Tres empresas japonesas se reparten este floreciente negocio destruyendo casi 15 hectáreas de bosques cada año. Por el momento, el 90% de los eucaliptos gigantes de la isla han sido destruidos y sólo una cuarta parte de la superficie forestal está aún intacta.

La selva amazónica está disminuyendo de manera constante. Entre agosto de 2007 y agosto de 2008, 8.147 kilómetros cuadrados fueron destruidos, más del doble que en el año anterior. En treinta años, el Amazonas ha perdido 200 millones de hectáreas de un total de mil millones. Las plantaciones de aceite de palme o el desarrollo de cultivos para la agricultura son responsables de gran parte de la deforestación. En Brasil, Bolivia y Paraguay ocurre lo mismo para utilizar esas tierras para la producción de soja.




Los tigres de Sumatra (Indonesia) son la subespecie de tigre que corre más peligro de extinguirse. Los dientes, las garras, la piel, los bigotes... muchas partes de sus cuerpos son utilizadas para la medicina tradicional china. Al menos 50 tigres son asesinados cada año.


Vendidos hasta a 2.000 euros cada uno, el cuerno de rinoceronte es muy codiciado. La medicina tradicional china lo usa para aumentar la potencia sexual, mientras que en Yemen, una daga de cuerno de rinoceronte es un tradicional símbolo de la virilidad. Por eso, el rinoceronte negro, que tiene dos cuernos, es probable que se extinga si no desaparece la caza ilegal. Las cifras son alarmantes, en apenas 15 años, la mitad de la especie ha sido exterminada y sólo quedan 300 especímenes.

Con su película "Los señores del mar", el director Rob Stewart quería concienciar a la población mundial de una situación preocupantes: en diez años, el 90% de los tiburones han sido exterminados a razón de 100 millones por año. Estos animales son asesinados por sus alegas, que se vende como una excelente Viagra natural. Se compra por 0,80 euros por kilo y se vende por 200 euros. Entre 26 y 73 millones de aletas terminan como ingrediente de una sopa, en particular en el Sudeste de Asia.
En el continente africano, la carne de animales salvajes es muy preciada como parte de los menús más exóticos. En estas cartas no aparecen únicamente monos (gorilas, chimpancés...), sino también murciélagos, antílopes, elefantes, serpientes, etc. El comercio ilegal de carne de animales salvajes se estima en un millón de toneladas por año. La devastación causada por la guerra civil, cuando las milicias se alimentan de especies protegidas, también ha tenido un grave impacto. En Rwanda, por ejemplo, la población de gorilas ha sufrido un grave deterioro en la década de los 90.

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