Pobladores de Rafah amanecieron este sábado en medio de un clima de tensión ante la posibilidad, a la postre confirmada, de que militares israelíes volvieran a atacar con el pretexto de destruir túneles por donde afirman son introducidas armas de contrabando.
Esos pasadizos son utilizados básicamente por los palestinos para entrar mercancías y evadir así el bloqueo impuesto hace 23 meses por Israel al enclave con el cierre de los cruces terrestres y restricciones a la navegación en aguas jurisdiccionales.
Tanto la agresión del viernes en la tarde, que provocó heridas a tres personas, como la de hoy, fueron justificadas por el mando castrense de Israel como respuesta a disparos de cohetes de las milicias islamistas palestinas contra el territorio israelí.
Combatientes de los Comités de Resistencia Popular reivindicaron el disparo de tres obuses de mortero contra una patrulla de las fuerzas especiales israelíes en Negev, sin causar víctimas ni daños materiales.
Voceros israelíes confirmaron, por su parte, que dos proyectiles impactaron en un área deshabitada del sur, aunque obviaron precisar que el ataque palestino fue la respuesta de la resistencia a los bombardeos del viernes.
La resistencia en la franja costera soportó 22 días de devastadores bombardeos israelíes durante la agresión de diciembre y enero pasados, cuando murieron más de mil 400 personas y resultaron heridas unas cinco mil 300, la mayoría civiles.
Si bien se reportó un descenso en la beligerancia después de los ataques de comienzos de año, los israelíes han ejecutado varias incursiones aéreas violentas sobre este territorio para aniquilar a líderes de grupos armados e inhabilitar varios túneles en Rafah.
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