EL LLANTO DE LA TIERRA
Subiendo por la ladera
que fue un bosque de quejigos
oí el llanto de la tierra que lloraba por sus hijos.
Le pregunté su desdicha
por respuesta, me maldijo,
pues cómplice soy en vida de lo que mi hermano hizo.
Pedí perdón a la tierra en nombre de mis amigos;
raza humana sin conciencia
propia de cualquier ser vivo.
Más, juré sobre la arena oscura del fuego maldito
que llevaría su llanto
hasta su último enemigo.
Y de las cenizas negras
Y de las cenizas negras
de aquel bosque de quejigos,
se levantará con fuerza de nuevo otro Paraíso.
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