La leyenda de los Hombres de Musgo data del siglo XII
La leyenda cuenta que el día de Santa Marina, virgen que vivió disfrazada, los bejaranos que estaban escondidos en El Castañar se reunieron en la finca conocida como La Centena, recubrieron sus ropas con el musgo que crecía en las rocas del lugar y, al amanecer, se dirigieron hasta la fortaleza musulmana parapetados tras su camuflaje, con el que consiguieron reconquistar la ciudad.
"Al venir el día, los centinelas abrieron la puertas de las murallas por donde entraron los cristianos. Los moros creyeron que eran alimañas o monstruos y salieron corriendo. Al darse cuenta que no lo eran, gritaron ¡traición, traición!", según cuenta la tradición oral bejarana, recogida con posterioridad por los historiadores municipales.
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