La célula terrorista islamista desmantelada la pasada semana en Marruecos con información de la Policía española tenía ya la infraestructura necesaria para convertirse en una cantera, en una 'fábrica' de terroristas suicidas. Y su sede principal estaba en Cádiz.
El pasado viernes se conoció la operación realizada en varias ciudades de Marruecos cercanas a Ceuta en la que se desmanteló una célula de la Salafia Yihadia (Autenticidad y Guerra Santa) integrada por cinco presuntos terroristas, tres de ellos con ascendencia española.
Esta célula se había formado en España y había trasladado sus actividades a Marruecos, donde tenía previsto iniciar su escalada violenta. Su plan de acción era tan sencillo como peligroso.
Tenían una doble vertiente de actuación. La primera, atentar contra objetivos turísticos en Marruecos, en concreto, en Rabat y Casablanca, según explicaron a EL MUNDO fuentes de la investigación. Casablanca ya fue golpeada en 2002 por el terrorismo islamista, contra intereses relacionados con España.
Pero las aspiraciones de esta trama criminal iban más allá. Así, pretendían captar adeptos para su causa en Marruecos. En una segunda fase, trasladarles a Cádiz, donde ya tenían una base operativa, para allí terminar su adoctrinamiento como futuros terroristas suicidas
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