Los Mossos d´Esquadra aseguraron que investigarán el caso, aunque ni el Arzobispado ni ningún responsable de las iglesias había puesto denuncia mostrando las connivencia total, que no ha variado ni un ápice en estos 100 años, entre las fuerzas de opresión y las clases dominantes y poderosas, que en aquel momento después de unos dias represaliaron indiscriminadamente entre otros ciudadanos a Ferrer i Guàrdia.
La nota reivindicativa, que los autores pegaron en las puertas de los templos, presenta pasajes de un enarcido anarquismo y va firmada «Ni Dios ni Capital». Además, incluye algunas de las frases con las que fueron «ilustrados» los muros de los templos barceloneses: «La Iglesia apesta, aunque hoy no arda», «la única iglesia que ilumina es la que arde» y «1909-2009, la lucha continúa».
El objetivo del grupo, según el panfleto, era el de impedir la misa dominical en el mismo día, 26 de julio, en el que comenzó una Semana Trágica para las clases dominantes que después se tornó durante algunas semanas mas contra el pueblo, de manera indiscriminada. En la nota se podía leer también: «Aunque en los templos haya más turistas que creyentes, la jerarquía católica sigue imponiendo su hipócrita moral», añadiríamos desde este medio que a golpe de talonario.
La Semana Trágica de Barcelona tuvo su origen en el reclutamiento forzoso de reservistas para la guerra que el Ejército libraba en el norte de África con las ansias puestas en relanzar el imperio decadente que era España. Un imperio que jamás superó "el desastre" que supuso la pérdida de Cuba y Filipinas de manera hu,millante ante el gran imperio emergente americano.
La revuelta dio paso a un odio anticlerical y el 27 de julio se quemó el centro de los Hermanos Maristas de Poble Nou, que abrió una larga lista.
La revuelta dio paso a un odio anticlerical y el 27 de julio se quemó el centro de los Hermanos Maristas de Poble Nou, que abrió una larga lista.
El odio anticlerical no apareció como una seta tal y como se afirma en algunos panfletos revisionistas, la iglesia no fue un objetivo al azar. La iglesia era la pieza necesaria, la correa de distribución necesaria para que el estado pseudodemocrático de la restauración aplicara salvajemente la violencia estructural contra el pueblo, mayoritariamente sindicalizado en la CNT.
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