Tras tener conocimiento de las declaraciones en tono peyorativo realizadas por el Defensor del Pueblo, el Señor Enrique Múgica Herzog en los micrófonos de la COPE -la cadena que propaga y alienta el insulto desde las posturas más reaccionarias y totalitaristas- acerca de la naturaleza y calidad de los detractores de la tauromaquia, he entrado en la Página de esta Institución buscando cuál es su sentido, significado y objetivos, porque me resultaba muy difícil creer que quien representa tal cargo tenga no ya la bajeza, sino la desfachatez de expresarse de tal modo y seguir ostentando ese nombramiento sin que se le caiga la cara de vergüenza.
Y adentrarse en la Página del Defensor del Pueblo es penetrar en un mundo de principios, reflexiones y teorías que de ser ciertas, constituirían una muestra primordial del avance del hombre en su lucha por la justicia y la igualdad, de ser ciertas... porque tras las palabras del Sr. Múgica, todas las declaraciones de intenciones allí expuestas son manifestaciones grandilocuentes construidas con humo, son una sarta de mentiras o al menos, en eso han quedado convertidas por el actual Defensor con su lamentable comportamiento.
La periodista de la virtuosa Cadena radiofónica quiso saber que es lo que el Sr. Múgica le diría a aquellos que piensan que los toros son una tontería -empiezo por no comprender la pregunta, porque si se refería a los animalistas éstos no creen que la tauromaquia sea un asunto baladí sinó un crimen legalizado- a lo que el invitado respondió: "a los tontos no se les puede convencer de nada". Y podemos sumar a esta edificante contestación las afirmaciones que en su día también salieron de la boca de este protector de los derechos esenciales, labor por la que cobra, cuando aseguró que "las posturas antitaurinas son producto de la utopía, del desconocimiento o de un nacionalismo mal entendido".
En determinada ocasión el Sr. Múgica se refirió a la posición que mantienen los que abogan por la abolición de la tauromaquia, como "un desconsiderado altruismo ternurista y animalista" , llamando a este movimiento en contra del maltrato a los animales "tribu antitaurina, de rostro desencajado y totalitaria".
Ese es el Defensor del Pueblo, un individuo para quien propugnar que la violencia sobre seres vivos desaparezca como forma de diversión, es sensiblería y ternura trasnochada de un grupo de fanáticos de ideas radicales y antidemocráticas. No me extraña que escogiese a la COPE, la Cadena sin pecado concebida para expresarse ni que en su día fuese elegido por Aznar para esta función
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