La tardía expulsión trata de frenar la avalancha de críticas que los propios católicos alemanes siguen vertiendo contra el Vaticano por la gestión de los abusos sexuales clericales. Según los datos ofrecidos el sábado por el Vaticano, han investigado a 3.000 curas entre 2001 y 2009 por casos relativos al último medio siglo, pero sólo se ha condenado a 300 de ellos y expulsado del clero a un 10% de los que fueron declarados culpables
El caso parece confirmar que, pese a la condena pública, las promesas de mano dura y las apelaciones a la transparencia que el Papa ha realizado en los últimos tiempos, a la Iglesia le va a costar trabajo y tiempo cambiar la línea tibia o permisiva del marcado el pasado.
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